LOS TRASLADOS INTERHOSPITALARIOS NO SON DE FIAR

Si trabajar en un hospital puede llegar a ser de lo más entretenido, ni os cuento cuando el trabajo del hospital sale a la carretera. 

Hoy me han contratado para un traslado. Traslado interhospitalario de un paciente crítico. Vamos, lo que viene a ser coger a un enfermo de la UCI y llevarlo a otra ciudad a unos 130Km de distancia que tiene un hospital más chachi. 
Ese era el plan. 

Llegas a la UCI por la mañana temprano y todo el mundo pasa de ti. Te quedas en una esquina intentando adivinar cuál será el enfermo que hay que trasladar mientras esperas a que llegue la supervisora... aquel no, ese otro del hemofiltro espero que tampoco, la viejecilla agitada ojalá que tampoco... 

Aparece "la nube" (la supervisora) y te dice que el afortunado es el atropello del Box 3.
Te acercas a verlo y no sabes por dónde empezar... una tracción en una pierna, collarín rígido, catéter arterial, vía central, pleure-vac por neumotórax, sonda nasogástrica, sonda vesical e intubación orotraqueal!! un completito!! 
Es entonces cuando alguien aparece con una caja de herramientas sujeta con esparadrapo y sin asa y te dice "ahí llevas de todo" ¿de todo? ¿de todo para qué? si aquí pone Fecha última revisión Abril/2012!? y lo remata con un "y lo que ahí no venga, lo tienes en la ambulancia". 

La ambulancia... esa es otra película pero da el mismo miedo. 
Aparece entonces un señor bajito vestido con polo y pantalón de pinzas que parece que viene de jugar al golf, es el conductor. 
Los conductores de ambulancia de traslados interhospitalarios son fáciles de reconocer: siempre tienen prisa y nunca les tocaba a ellos hacer ese traslado. Suelen tener una ambulancia pequeña, con olor a cerrado, un suero amarillento en la estantería y una toma de oxígeno. Eso es todo. 

Cuando te quieres dar cuenta, alguien ha colocado al enfermo en la camilla y el conductor empieza a andar. Los cables del monitor enredados, el monitor en equilibrio sobre el lateral, cuatro bombas en torre a los pies del enfermo, el respirador portátil entre las piernas y enredado con los sistemas de suero, la sonda vesical pinzada y la bolsa a punto de estallar bajo del respirador, la nasogástrica ya ni se sabe dónde está y la arteria ha refluído. 
El médico ya está subido en la ambulancia con los informes, la ambulancia encendida y a ti aun no te ha dado tiempo ni a mirar si llevas sondas de aspiración... y aunque las lleves acabas de ver que lo que hay en la ambulancia es el aspirador de playmobil y rezas para que no te haga un tapón de moco. 

Ya en el camino de vuelta, y mientras escribo esto, me pregunto por qué no trabajaré en Holanda, con esta ambulancia tan guay que tienen allí para este tipo de traslados... será que a mi no me gusta demasiado el queso y por eso vivo en España (de momento).
Link: vídeo ambulancia holandesa


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